En la última década, la evolución de los motores diésel ha avanzado de forma considerable, impulsada en gran parte por la inclusión de tecnología electrónica. Un componente clave en estos sistemas es el módulo de control electrónico, comúnmente conocido como ECU (Unidad de Control Electrónico) o ECM (Módulo de Control del Motor). Este pequeño pero poderoso dispositivo es el encargado de regular y supervisar múltiples funciones del motor, lo que resulta crucial para mantener un rendimiento óptimo y una eficiencia energética superior.
¿Qué es un Módulo Electrónico (ECU/ECM) y cuál es su función?
El ECU actúa como el “cerebro” del motor diésel. Su función principal es controlar y gestionar los sistemas de inyección de combustible, mezcla de aire-combustible, tiempo de encendido y, en muchos casos, las emisiones. Con los avances en la industria, estos módulos también se encargan de monitorear sistemas de seguridad y de tracción, optimizar el rendimiento del motor en diferentes condiciones de carga y garantizar que las emisiones cumplan con las normativas ambientales actuales.
En resumen, el ECU no solo garantiza el funcionamiento del motor, sino que también contribuye a que los motores diésel sean más ecológicos, seguros y eficientes.

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